Mapa tomado de Ecured.
Por Ernesto Montero Acuña
No muchos pequeños y aislados sitios del mundo pueden exhibir el mérito de que dos grandes escritores lo hayan perpetuado en sus obras. Uno como poeta y como novelista el otro, pusieron por encima de la belleza singular del paisaje, el dolor del escenario o las peculiaridades de la aventura.
Universalizados, los doscientos kilómetros cuadrados de flora, fauna y paisajes de Turigunó, sin la condición insular, ni la pobreza de antes, se trocan escenario que durante los últimos 53 años, sin dejar de ser ¡Ay, Turiguanó soñando,/clavada frente a Morón, restaura su “cielo roto”, fortifica su “ viento blando” y enjuga su llanto.
La vida de quienes la habitaban era de absoluta precariedad y aislamiento. Quienes vivieron ese pasado se lamentaban de que solo podían trasladarse a Morón en la embarcación -pago mediante- del norteamericano que convertía a la isla en hacienda ganadera.
Donde antes existían islotes explotados por empobrecidos carboneros, o por humildes pescadores, hoy se universaliza otra vida.
Dispone de accesos marítimos y aéreos, estos desde el aeropuerto internacional Máximo Gómez, en las proximidades de Ciego de Ávila y Ciro Redondo, y desde el también internacional de Cayo Coco; que, junto con Cayo Guillermo, integra los islotes turísticos y los convierte en una ventana al mundo.
Viaducto hacia Jardines del Rey. |
Turiguanó, que en lengua aborigen significa cielo y guano de palma, sirvió a los habitantes precolombinos de lugar de tránsito, provenientes de los Buchillones en Punta Alegre o de otros asentamientos próximos.Al hato así nombrado, perteneciente a los herederos de Nolazco, se lo dedicaba a la producción de miel de abeja, la agricultura platanera y la ganadería. También, por ser lugar apartado, familias cubanas encontraron refugio en sus montes vírgenes durante la reconcentración de Valeriano Weyler, uno de los más crueles ejecutores de la represión española contra Cuba.
Durante aquellas confrontaciones, sus montes, sabanas y costas inhóspitas, cenagosas al sur, sirvieron de escenario a los combates de las tropas mambisas contra las de la metrópoli, en uno de cuyos enfrentamientos, el 10 de agosto de 1897, se inmoló el capitán Abraham Delgado, en Sabana Grande, antes de caer en manos de los españoles que lo perseguían.
También, en los pantanos de sus ciénagas nombrados Los Tres Chorritos, murió de tuberculosis, sin que se encontraran sus restos, el patriota puertorriqueño Francisco Gonzalo Marín, que luchaba por Cuba. Como barrera de contención, La Trocha de Júcaro a Morón llegó a cruzar la lsla por el este, a través de la ciénaga de Lanier.
Concluida la contienda, Turiguanó cayó bajo el control estadounidense, con vista a una futura anexión al estilo de Texas. Los herederos de Nolazco fueron despojados. Así las tierras, a razón de doce acres, les fueron transferidas a colonizadores suecos, bajo la promesa previa de que se trataba de un sitio con vías de comunicación, tendido eléctrico y excelentes viviendas.
El escritor Enrique Cirules ha establecido que, de todas las ciudades de emigrantes promovidas de este modo, "la que siempre despertó el mayor interés en Hemingway fue una villa que habían edificado los alemanes: La mítica Palm City, a ocho millas al Oeste de La Gloria City”, ambas frecuentadas por el escritor estadounidense, aunque lo más significativo en todas era el trasfondo fraudulento de las ventas y la intensión colonizadora, políticamente, de aquellos asentamientos.
Tal era el escenario al cual Nicolás Guillén en El son entero en 1947, hace 65 años, le dedicó el poema-son titulado "Turiguanó":
lsla de Turiguanó,
te quiero comprar entera
y sepultarte en mi voz.
¡Oh luz de estrella marina,
isla de Turiguanó!
-¡Si, señor,
cómo no!
Isla de Turiguanó,
sin piratas quiero verte,
largo a largo bajo el sol,
suelta en tu coral redondo,
isla de Turiguanó.
-¡Si, señor,
cómo no!
Hojas de plátano lento,
isla de Turiguanó,
despiertas cuando tú duermas
quiero en tu fiel abanico,
isla de Turiguanó.
-¡Si, señor,
cómo no!
¡Vámonos al Mar Caribe,
isla de Turiguanó,
en un velero velero
sobre las aguas en vela,
isla de Turiguanó!
-¡Si, señor,
cómo no!
¡Ay, Turiguanó soñando,
clavada frente a Morón:
cielo roto, viento blando,
ay, Turiguanó llorando,
ay, Turiguanó!
Quizá no parezca necesario extenderse en consideraciones acerca de la intensión de versos que aluden, con sencillez magistral, a comprarla entera para sepultarla en su voz, sin duda para rescatarla de quienes la poseían. Para verla sin piratas, decía; suelta en su coral redondo; en un velero, sobre las aguas en vela; alusiones todas inspiradas en incorporarle la libertad de la cual carecía, rematado todo con los “ay” y el “Turiguanó llorando” del final.
¿Cómo asumía Hemingway esta isla? Así lo explica Cirules en "El iceberg de Ernest Hemingway en la cayería de romano", que resume el apretado final de la novela póstuma Islas en el Golfo:
“Hemingway conocía a la perfección este canalizo (de Baliza Vieja). Tuvo que haberlo navegado con el Pilar en alguna ocasión. Lo recorrió muchas veces con el bote auxiliar, cada vez que se dirigía hacia el poblado costero de Punta Alegre o a la isla de Turiguanó, lugares que tanto conocía…
Para la generación de electricidad en Turiguanó.
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“Pero Thomas Hudson, el Hemingway pintor, ha sido gravemente herido desde un primer instante y, cuando ya todo está por concluir, experimenta la cercana presencia de la muerte.
“A lo lejos se divisan las sierras, aquéllas que se encuentran detrás de la isla de Turiguanó”…
Así lo narra Hemingway: … “Thomas Hudson … miró el lago que se formaba en el paraje interior. Unas pequeñas olas blancas se rizaban en él. Olas pequeñas de una excelente brisa marinera y más allá de ellas podía ver las sierras azules de Turiguanó.”
No parece posible dudar que este le pareció al autor, con enorme dominio de la costa norte cubana, el sitio adecuado para dejar a su alter ego literario en trance de muerte. ¿Sería una preferencia personal? No puede pensarse que lo eligió solo por la estructura estrictamente literaria.
Hoy los poblados La Loma, Holandés, Sandino, San Rafael, el Salado, Manatí y Comandante Fajardo poseen las condiciones de la vida moderna, desarrollan sus riquezas naturales y muestran las manifestaciones de su cultura, muy relacionada con la ganadería y con el turismo.
Ahora Turiguanó es lugar propicio para la vida y se puede ir al Mar Caribe, en un velero sobre las aguas, soñando y sin llorar.
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